viernes, 21 de febrero de 2014

Un poema escondido



tinta invisible


el ácido del limón debilita el papel
pero refuerza un secreto una escritura esquiva
para así encender el fuego traicionar
un pasado presente en cada mensaje «siempre
es tarde para llorar» dice y los ojos del niño espía
hacen un registro fugaz aunque señero de la frase
un tatuaje sin épica ni dolor en la piel
que igual sangra que de todos modos se corrompe
y su cuerpo cae como un tintero desbocado
para manchar de certezas un juego
donde las reglas aún no pueden ser leídas


HERNÁN SCHILLAGI

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