miércoles, 26 de diciembre de 2012

Un tanka entre los dientes






último en el ránking


se abre la puerta
y un viento frío trae
lejanas voces
    canciones que olvidaste
entre las mudas sábanas



HERNÁN SCHILLAGI


del libro La oscuridad de los ciruelos (inédito) 


martes, 18 de diciembre de 2012

Mensajes por debajo de la puerta







En la prehistoria, es decir hace unos 15 años, cuando casi nadie portaba un celular; siempre teníamos la sensación de llegar a la puerta de nuestra casa y que, en nuestra ausencia, alguien había venido. Entonces, al mover hacia abajo el picaporte y empujar, sentíamos arrastrarse un papelito.



Imaginábamos -o presentíamos- la angustia del visitante al no encontrar a nadie. No importaba el mensaje en sí. Importaba que un resabio amargo de esa desazón se había pegado a la hoja, que la caligrafía había mutado asombrosamente al apoyar el trozo de papel en la pared o en la mano, que la tinta de la bic se le había entrecortado al escribir horizontalmente, como un código morse privado. Además, el conocido en cuestión se iba sin saber la suerte que le deparaba a su nota.



Sin embargo hoy, la mayoría de las veces, cuando llegamos escupidos por las babas de una rabiosa realidad, movemos la hoja de la puerta y nada. Ni nadie.



¿Por cuál de todos los umbrales, ya dentro de la cocina, debemos arrastrar el mensaje avisando que todavía no habitamos aquí? 



HERNÁN SCHILLAGI

domingo, 9 de diciembre de 2012

Todos los poemas van al cielo






la última espera




a veces cuando preguntaba
sobre esos puntos de luz
que aparecen sin orden con la noche y los grillos
a veces cuando mi voz temblaba oscura
bajo el cielo de noviembre
mi padre a veces sabía contarme
que los astros eran unas naves lejanas
que atravesaban los canales de la galaxia
para decirnos sin más que la espera tenía un fin
que no éramos los únicos luego del estallido primero
ese que nadie se atrevió a escuchar
miles de naves espaciales aproximándose
con esa lentitud que tiene el viento
para darle forma a las rocas

pero a veces cuando las preguntas
comenzaban a caer de mi boca de niño
como esas estrellas que portan un fugaz deseo
mi padre elegía cerrarse en el silencio
hasta hacerlo crecer entre las nubes
entonces el planeta suma de océanos y de tierra
se perdía para siempre en el barro de su soledad


HERNÁN SCHILLAGI

del libro Ciencia ficción (inédito)