miércoles, 28 de febrero de 2018

La vida enterrada


ALGUNAS PERSONAS llevan recorridos muchos kilómetros, pero esto no quiere decir que sus vidas sean un viaje. Ella lo piensa mientras cierra la ventana de la cocina. Las verduras ya están listas. El vapor se ha disipado y ahora, con el aceite de oliva, dibuja caminos dorados sobre el puré. «Si tuviera a quién contarle qué es lo que vi en mi último paseo». Sin embargo, no hay un nieto, una hermana ni un vecino para desanudar las palabras que se le trenzan en el pecho.
 Tal vez, unos ojos se puedan acercar distraídos desde el alféizar de la ventana hasta la mesa, luego tomar asiento y servirse lentamente un vaso de vino común. Los ojos no son capaces de escuchar ni de beber –eso está claro–, pero tienen la posibilidad de arriesgarse a leer lo que los labios dicen y transcribirlo [...]

HERNÁN SCHILLAGI, fragmento de la novela "Los cuadernos de Gloria" (2017)

sábado, 24 de febrero de 2018

Bitácora secreta


DIBUJAR HISTORIETAS supone un doble encierro para las palabras. El cuadro, en primer lugar, contiene el dibujo y los diálogos, como un cerco que juega a ser ventana a la vez. Por otro lado, el globo, ejecuta un segundo cerrojo a lo que dicen los personajes. Siempre me gustó la forma en que los italianos eligieron dar nombre al cómic: «fumetti». Es decir, una nubecilla, un humo se interpone ante el silencio para que las palabras sean posibles. La idea de lo efímero es más evidente, más real. Porque tenemos la ilusión irresponsable de que lo dicho se disuelve en el aire. «Uno es esclavo de sus palabras y dueño de su silencio», me decía Gloria en ocasiones. Este viejo aforismo no funcionaba para las viñetas que yo delineaba desde los diez años con detectives en apuros. Todos conocen que los pensamientos pueden leerse en las historietas, solo hay que hacerlos salir en globos pequeños de la cabeza del personaje y rodearlos con una nube espesa. Mis investigadores privados, entonces, se cuidaban mucho de pensar, pero por alguna inexplicable razón tenían la facultad telepática de descubrir a los asesinos siempre que regresaban al lugar del crimen. Pero dejé los dibujos cuando tomé conciencia de que las historietas me interesaban menos que las historias. Eso sí, las palabras siempre portan cadenas. Pesadas cadenas [...]


HERNÁN SCHILLAGI, fragmento de la novela "Los cuadernos de Gloria" (2017).

miércoles, 21 de febrero de 2018

Un poema ausente






dolor fantasma



suaves lluvias humedad y calor
en aumento para una tarde de domingo
que amenaza con ser cumplida
hasta la última hora que atenaza
porciones de un cuerpo gris
distante sacudido por la sombra y el deseo
de una parte que ya no está un extremo
que podía darle forma a los abrazos
porque sin más una información falsa
se ha disparado desde el cerebro
y recorre los tejidos nerviosos
para toparse con la ausencia

en aumento la humedad el calor
y las lluvias que suaves van a dejar
pequeños charcos sobre la tierra
alertan el reflejo espectral de un duelo
o de un sueño que todavía cierra los ojos
y cae para adentro como las cadenas
de un fantasma oculto y deforme
que canta ilusionado contra nadie


HERNÁN SCHILLAGI, de «Castillos sonoros» (inédito)