cuento de hadas
otro libro del que quisiera hablarte
parece una pieza de relojería cada página
es un minuto que le ganamos a la muerte
tan preciso como los pasos de esa mujer
de luto que camina hacia el cementerio
con ortigas en la mano en vez de flores
y repite y repite palabras para su soledad
de frío y manchas en el techo pero las espinas
no duelen curan porque el daño es un atajo
para que suceda el ritual cifrado de ser otro otra
una madre que la razón niega sin embargo
los disfraces que da la locura son el abrigo
para provocar el encuentro de una hija
y su fantasma de una vida y sus secretos
donde un carnaval de muecas se descubre
y deja caer la última de las máscaras
otro libro del que quisiera hablarte
parece una pieza de relojería cada página
es un minuto que le ganamos a la muerte
tan preciso como los pasos de esa mujer
de luto que camina hacia el cementerio
con ortigas en la mano en vez de flores
y repite y repite palabras para su soledad
de frío y manchas en el techo pero las espinas
no duelen curan porque el daño es un atajo
para que suceda el ritual cifrado de ser otro otra
una madre que la razón niega sin embargo
los disfraces que da la locura son el abrigo
para provocar el encuentro de una hija
y su fantasma de una vida y sus secretos
donde un carnaval de muecas se descubre
y deja caer la última de las máscaras
HERNÁN SCHILLAGI, de «Castillos sonoros» (inédito)
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