domingo, 13 de enero de 2013

Gorilas






   Mientras le hago frente al calor camino por la calle. Estoy por pasar frente a la parada de micro y veo a dos parejitas «socializando», como dice mi hija. Me abro un poco por pudor y complicidad y ¡fllluuuuussshhh!: piso una nefasta cáscara de banana, tambaleo, hago una fuerza extraordinaria con el pie izquierdo, la rugosidad del asfalto evita que la onomatopeya siga al estilo ¡pum! ¡paf! ¡crash! Entonces me acomodo como puedo la ropa y las sandalias, y trato de seguir con elegancia. 
   En las dos cuadras que restan para llegar a mi casa, el bochorno le fue dando paso a la indignación perpleja: ¿es posible que alguien se coma una banana y tire la consecuente cáscara en el preciso lugar donde termina de pelarla? ¿Qué nos han enseñado las caricaturas todos estos años? ¿No es un poco exhibicionista «lastrarse» una banana en plena calle? ¿Nadie piensa que en vez de pisarla un joven atleta como yo, se la podría encontrar una abuelita indefensa? 
   Finalmente me sentí Sigourney Weaver pero con gorilas en la niebla de una ciudad que no miran al de al lado, que solo se preocupan por su sustento y disfrutan en secreto del daño de sus propios hermanos. Y sí, lo dicho: son gorilas.

4 comentarios:

Fernando G. Toledo dijo...

Ah, bueno... Pero el tema es que el gorila nunca tira la cáscara. http://www.youtube.com/watch?v=PxbopaxDsf8

Anónimo dijo...

Qué te pasa con la gente que come bananas den la calle? Yo como. Eso sí, como pienso en los abuelitos como vos y como yo, no tiro la cáscara al piso. La guardo en el mismo bolso en el que meto los libros que vos me prestás. Te lo dije. Sergio

Hernán Schillagi dijo...

Fernando: muy ilustrativo el video. Pero, ¿para qué la pela el gorila si se come la cáscara? Jaja.

Hernán Schillagi dijo...

Sergio: ya me parecía que había manchas que no eran solo de "roces" en el bolso. ¡Puaj! Sos el Mono Liso, pero sin naranja.