jueves, 8 de noviembre de 2012

Un tanka a la intemperie





precipitaciones aisladas


he descubierto
ayer tu nombre escrito
en la ventana
ahora me doy cuenta
la última lluvia juntos



de La oscuridad de los ciruelos (inédito) 



HERNÁN SCHILLAGI

9 comentarios:

Marisa Perez Alonso dijo...

Estos poemas son, para mí, luminosos. Porque para mí la ausencia está llena de anhelo. No es una despedida definitiva, sino hasta la próxima vez que se encuentren. Algo así...

Brilla la ciudad a través de los ojos nostálgicos del amante. Se ilumina y se deja llevar por el recuerdo. Invoca los pasos de la amada que lo sorprende con sus besos mojados y antes de la despedida escribe su nombre en el vidrio de la ventana para recordarse. Porque la lluvia le borra las máscara y la deja despojada y primigenia.

(Después de leer varios de tus poemas, escribo algunos girones de historias)

Proyecto María Castaña dijo...

Ahora el comentario serio, en el face hice un chascarrillo (hum, qué palabra vetusta, hum, vetusta qué palabra finisecular, hum, finisecular qué palabra... ¡stop!).
Adoré la imagen pero los dos últimos versos están muy cortados por la exigencia métrica, el tanka pierde un poco de fluidez; quizás el cambio en una palabra formaría la argamasa que hace falta para que parezcan versos más unidos.

Hernán Schillagi dijo...

Paula: el "chascarrillo" sigo sin entenderlo. Sin embargo los dos finales heptasílabos son lo más "extenso" del tanka y deben encerrar el clímax y el remate. No tiene por qué gustarle y convercelos a todos. Para eso se cuelgan aquí. Seguiré trabajando.

Hernán Schillagi dijo...

Marisa: eso se llama hacerse la "película" con un poema. Muy buenas tus palabras, pero me sorprende mucho más que surjan de las pocas palabras de este tanka.

Tu interpretación "positiva" me interesa y me ilumina, porque la lluvia siempre tira para el lado "melanco" y tristón.

Gracias por haberlo leído con tanta buena voluntad, inteligencia y con el corazón en la mano.

Marisa Perez Alonso dijo...

¿Será que la lluvia es una excusa para acurrucarse uno contra el pecho del otro? ¿Será que la transparencia del vidrio se vuelve una frontera luminosa entre lo público y el secreto? ¿Será que las gotitas de agua en el desierto son más valiosas que miles de bolsas de oro? ¿Será que la lluvia volvió refugio ese nombre iluminado por las luces de la calle y el vapor de los alientos?
Todas estas son las razones por las que creo que tu tanka es luminoso y no tristón, sino esperanzado.
Saludos a vapor.

Escribir, coleccionar, vivir dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Escribir, coleccionar, vivir dijo...

El día de la cena en tu casa, cuando nos quedamos solas con Ceci, se acercó a tu ventana un señor que parecía desorientado y borracho y preguntó por una dirección. Yo lo asocié inmediatamente al "viejo de la bolsa"... o sea, él dejó escrito un mensaje en el cristal. Viene por ahí, puedo hacer un croquis también... o mejor, finalizar el tema acá. Cuando un chiste no se entiende, lo probable es que sea malísimo.

Hernán Schillagi dijo...

Paula: hubiéramos empezado por ahí. Yo no tenía ese dato :-)

sergio dijo...

Es muy hermoso. Y elusivo. Y sugerente. Ahora entiendo la pasión de don Barthes por las formas breves. En esa brevedad, si está lograda, hay una explosión de sentido. Uno puede imaginar muchas pero muchas cosas a partir de lo que se dice en cinco renglones. Imaginar, por ejemplo, pasión, amor; pero también compañía, letargo, confidencias, jugueteo. Y todo eso en base, como dije, a cinco versos sencillos (como los de Martí), sin ningún tipo de pirotecnia, con una mesura casi clásica.