martes, 2 de octubre de 2012

Un poema para adelante





mecánico de la palabra


como una escena robada de una película
del cine nacional empuja con los dedos engrasados
de tinta su viejo auto bajo la lluvia
«para qué me sirve la poesía» repite «para qué»
si el motor no responde a sus bucólicas quejas
empuja puja y campuja vocablos contra el paragolpes
y las balizas le marcan la intermitencia
de su confundido corazón la indolencia
de su mecánica literaria ante el carburador
las oscuras transmisiones y los cables indiferentes
por eso empuja con el cuerpo entero
para llevar la mole de su torpeza hacia adelante
hasta que sin más toda la lengua le quede afuera


HERNÁN SCHILLAGI

6 comentarios:

Omar Ochi dijo...

Interesante mecánica literaria, Ja ja. Quizás, no puedo mirarla con los ojos de la empatía, ya que no tengo auto, no soy mecánico (aludiendo a lo que recién decías),y, por ende, no he tenido la chance o la dificultad de empujar mi propio vehículo ''para llevar la mole de la torpeza hacia adelante''. Sin embargo, hay toda una ficción de por medio y no necesariamente hay que ser mecánico para decir lo ya dicho. En fin, me gusta tu postpoesía. ;) Gracias por compartir la novedad artística en la época en que vivimos, sin perder una bucólica palabra o esencia de la tradición literaria. Un abrazo.

Omar

Anónimo dijo...

Ay de la inutilidad de las cosas que sabemos
ay de la inutilidad de las manos que saben cosas inútiles
ay de las manos que nunca pusimos a disposición de los profesores de la newton
ay de este poema tan pero tan bueno pero inútil
¿inútil? naaaaa
ay de este comentario pedorro

Hernán Schillagi dijo...

Omar: gracias por arrimarte y empujar unos metros para ver si este blog arranca. Siempre viene bien una palabra de aliento, como un aventón inesperado.

No sé sí habrá novedad artística en este poema. Sí me preocupa que la poesía esté siempre en movimiento, y para eso, hay que empujar, pujar y campujar todo lo que ande por afuera (y por adentro). De paso, si hay algo de musicalidad y lírica, bienvenido sea.

Un abrazo lleno de tinta.

Hernán Schillagi dijo...

Amigo Sergio (alias Anónimo): otra vez se olvidó Ud. de firmar el comentario, jaja.

Su comentario, inútil, no es nada pedorro ¿sabe? Pero sí, andamos empujando por la vida con estos conocimientos literarios (parciales, por cierto) y enfrentamos lo que venga con el "tip, tip" del teclado o la birome. ¿Que nos alcanza? Ni ahí, pero qué dignos.

Amigo, ya sabe que nos hemos prometido ir a la Newton algún día para hacer el curso de electricidad y plomería. Cómo nos vamos a reír de este poema después.

Gracias por comentar y, sobre todo, por empujar (literalmente) mi auto esa noche de lluvia.

Pd: También quiero nombrar a Cecilia (poeta ella) que sumó sus brazos a tanto esfuerzo automovilístico e vano.

Marisa Perez Alonso dijo...

Muy ingenioso ... y esforzado. Vivir y crear a los empujones, pero siempre para adelante. Hasta robarle a la lluvia otra chance. ¡Felicitaciones!(para Cecilia también que sabe lo que hace)

Hernán Schillagi dijo...

Marisa: gracias también por tu empellón pa'lante. Los que escribimos estamos un poco a la intemperie, sin embargo nunca estamos solos.

Un abrazo.