lunes, 6 de febrero de 2012

Un poema para abrir la boca



lengua suelta


como una arcilla que cubre el recuerdo
para que la forma sea la esperada y no
la real así tocan tus manos un golpe
feroz que cicatriza para afuera y quiere
ser una disculpa del futuro
y del descuido

como una pastilla debajo de la lengua
para que el efecto llegue al torrente sanguíneo
con la velocidad de la luz así entra tu palabra
en mi cuerpo un rayo que avisa y hiere
al mismo tiempo en el mismo lugar
en el mismo silencio
y lo libera


HERNÁN SCHILLAGI

6 comentarios:

Fernando G. Toledo dijo...

¿Un soneto libre?

Hernán Schillagi dijo...

Jaja! No lo había pensado. En realidad tiene 13 versos y lo "construí" en dos estrofas paralelas sintácticamente. Pero con un verso "suelto" al final.

Así y todo, por qué no: puede ser un soneto libérrimo.

Escribir, coleccionar, vivir dijo...

La fuerza de la segunda estrofa es tremenda, casi que como lectora me mimetizo con la pastilla sublingual y hago su frenético recorrido hasta el centro mismo de tu silencio. Bello, amigo.

Hernán Schillagi dijo...

Paula: gracias. ¿Puedo revelarte algo? Escribí primero la segunda estrofa. Cuando la leí me di cuenta que no podía ser el comienzo, ya que -y me remito a tus palabras- tenía una fuerza interesante. Así que me puse a escribir la primera estrofa en paralelo, para que mi lengua "se soltara", pero con guías, con un camino trazado.

Un abrazo de pan y nada de soledad.

sergio dijo...

De pronto veo este poema como la descripción de un estado de vulnerabilidad de un yo frente a un tú: tus manos tocan y son un golpe feroz, tu palabra es un rayo que avisa y hiere… Entiendo que en ambos casos hay alguna redención (la arcilla cubre para que el recuerdo tenga la forma esperada, la palabra libera al cuerpo), pero a mí me abofetea, me descorazona la idea de la fragilidad. Y aunque tal vez la vida pase por allí (Habrá dicho de repente: no hay historia fuera del amor. Duras) hoy agradezco no estar en esa situación. Desde ya pido perdón por leer el poema en clave biográfica (mi biografía, no la del autor).

Hernán Schillagi dijo...

Sergio: y sí, toda lectura es una reescritura. Ya sea de los poemas propios o ajenos. Confieso que Giannuzzi a los 20 me dijo poco y nada. Pero la los 30 me pegó como una bestia feroz que me había estado esperando pacientemente.

Muy bueno su análisis, más allá de las biografía.

Amigo, siga con su compulsivo comentar de los comentares.