lunes, 27 de febrero de 2012

Libélulas en el living



En menos de una semana, tres libélulas entraron sin permiso por la ventana del living. Pequeños helicópteros revoloteando sobre la mesa, la heladera y el televisor.

Susto, asco (no dejan de ser bichos e invertebrados como una polilla o una cucaracha), pero también admiración. Leo:

Ted Hughes: «la libélula, con gritos entre bastidores, reaparece liviana…» (Poemas de animales)
Anahí Mallol: «Una libélula de las rojas/ con la punta de la cola/ turquesa/ como un navajo…» (Zoo)

Tarareo:

«Es una libélula/ es un anatema/ está en diccionario…» (Antonio Birabent, Azar)

Busco en el diccionario, entonces:

«Insecto del orden de los Odonatos, de cuerpo largo, esbelto y de colores llamativos, con ojos muy grandes, antenas cortas y dos pares de alas reticulares, que mantiene horizontales cuando se posa» (DRAE).

Finalmente recuerdo: ¿las libélulas no están en lagos, charcos grandes y zonas pantanosas?

Poesía, música, la Real Academia y el saber de mundo no pueden explicarme qué hacen tantos bichos extraños en el desierto mendocino. Una laguna crece en mi mente y ya siento los aleteos muy cerca.

4 comentarios:

Marisa Perez Alonso dijo...

Poeta, tu laguna mental atrae a libélulas y a admiradoras como yo!!!!
¡Qué ocurrente!

sergio dijo...

¿Serán esas visitas otra consecuencia del cambio climático? Dentro de todo, pese al asco, no son tan desagradables. Imagínese que dentro de un tiempo se muden a esta zona bichos tales como cobras, escorpiones, elefantes y demases engendros.

¡Corro a comprarme una remera de Greenpeace!

Hernán Schillagi dijo...

Marisa: no es ocurrencia, es la realidad. No podía creerlo al ver la primera, imaginate con las otras. Cosa 'e Mandinga, o de bichos extraviados.

Gracias por aletear por aquí.

Hernán Schillagi dijo...

Sergio: sí, parece que tenemos que comernos cada bicho en estas épocas de calentamiento global.

Mirá que en la otra casa que viví, con 30 metros de fondo, no cortábamos el pasto en dos semanas y se convertía en un insectario. Sin embargo lo de las libélulas fue increíble.

Me llamó la atención cuánta literatura hay sobre esos bichos tan feos como admirables.