jueves, 20 de marzo de 2014

Las hojas y el viento (sucundún)



Llega la ciudad al otoño, y no al revés. Todos sabemos que la estación amarilla se nos adelantó un par de semanas. «Imperdonable», hubiera dicho María Elena Walsh. Sí, las hojas vuelan desde mediados de febrero y las vecinas hacen bíceps con las escobas. La tos y las ineludibles alergias se tornaron veraniegas y llueve finito sobre un calendario alienígena. «No es lo mismo el otoño en Mendoza», si tenemos que desperdiciar la temporada de la pileta. No es lo mismo, no, si hay que challarse con campera de lana en pleno carnaval. Ya estábamos disfrazados de otoño antes de que el equinoccio nos sacara el antifaz. Sin embargo, el viento aparece implacable para darle la razón a Spinetta, para así tener una esperanza de movimiento cuando el sol comience a declinar.

HERNÁN SCHILLAGI

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