sábado, 7 de septiembre de 2013

Todo viaje intenso es literatura





Viaje, Ale Caterva. El ojo del Fez, Junín, Mendoza, 2013, 200 págs.


            Como un pulpo que expulsa su tinta más por convicción que por miedo, las ocho manos que componen el colectivo literario Ale Caterva sacó a la superficie terrestre Viaje, una experiencia/libro de “literatura en banda”, como sus mismos cuatro integrantes la han denominado. Los escritores Edmundo Beltrán, Pablo Altare, Mariana Tarquini y Pablo Gullo (todos oriundos del Este mendocino) afinaron sus instrumentos narrativos para, a partir de la idea motor del viaje, plasmar con asombrosa unidad una travesía de historias tan variadas como potentes.

            Un primer texto escrito por la totalidad de sus integrantes expresa las ilusiones y pujas de un grupo de militantes en el recorrido hacia una manifestación. Una alusión –cómo no- a las tensiones de la política actual, pero también una posible arte poética del “colectivo”. Así, comienzan a tener rodaje las diferentes historias individuales: un cuadripléjico envuelto en un viaje tan espiritual como absurdo, una nieta y su abuela dan pelea al olvido progresivo a través del relato épico del primer argentino en la Antártida, un diario sin fechas ni precisiones de un argentino en Madrid y el iniciático periplo hacia la intensidad de la poesía de un oficinista de pueblo. El recorrido de la banda concluye, por supuesto, con el “artista invitado” César Marchetti –integrante de la revista Barcelona- con un breve texto de factura interesante, pero que desentona con el resto en cuanto a desarrollo y estilo. Porque lo más logrado de la propuesta, que desde afuera aparenta ser otra insulsa antología de cuentos, es que cada historia es una nouvelle o relato largo, además cada narrador apela a la coloquialidad mendocina con precisión, el paisaje local está al servicio de las acciones y no del pintoresquismo. Todo, con un evidente correlato estilístico fruto del trabajo de ensayo y corrección grupal donde no ha habido lugar para las concesiones “perdonavidas”.

            Por último, la edición -ilustrada por Danilo Innocente- muestra un cuidado en los detalles rara vez visto en la provincia. La literatura, entonces, suele ser un viaje verdadero cuando es el resultado de la intensidad de sus historias sumado al compromiso de las causas que se saben perdidas, pero que son justas y necesarias.            
           

HERNÁN SCHILLAGI


*Versión ampliada  de la reseña publicada originalmente en el suplemento Escenario del Diario Uno el 7/09/2013.

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