lunes, 19 de agosto de 2013

Sociolingüística trucha




Estoy frente a la colorida y bizarra oferta del vendedor de películas truchas cerca del súper. Miro la «cartelera»: ¡cuántas películas han hecho Bruce Willis y Tom Cruise este año! ¿Sus clones actuarán mejor que ellos en el futuro?  Bien. En el barrio al vendedor le decimos «El del Buen Material», ya que ante la menor duda saca el reproductor y dice: «Mirá que es buen material». Y es cierto, no falla. Le pido, entonces, «Los amantes pasajeros», la última de Almodóvar. He sentido hablar tan mal de ella que me interesa cada vez más. Tengo dudas, sobre todo, del sonido. La pone y me dice: «Se escucha bien, porque son españoles y no gallegos». No respondo y sigue: «¿Sabés la diferencia?». Asiento con la cabeza, pero no me hace caso: «A los gallegos no se les entiende nada, pero los españoles son más aporteñados, con menos zetas y esas huevadas». Pago con una sonrisa y me voy con el asomo de la certeza de que un mito nace, de que el lenguaje callejero tiene reglas y prejuicios que la hipertecnología no puede disciplinar. ¡En tu cara, Cervantes!


HERNÁN SCHILLAGI

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