viernes, 16 de septiembre de 2011

El pequeño escribiente lavallino




Hasta que un día su padre le puso la tiza en la mano y le dijo: «Los melones ahora cuestan el doble, andá». El niño atravesó el patio. La cuenta se le enredaba entre los rulos. Esa tarde, el granizo había ensayado un malambo helado sobre el lomo amarillo de las frutas. Llegó hasta el pizarroncito, borró y escribió: «El cielo nos ha subido los precios» Y más abajo estampó un doce grande al lado de una k y un punto.

6 comentarios:

Proyecto Maria Castaña dijo...

Ese niño nunca va a heredar la finca y la verdulería de su padre. Ese niño tiene el destino prefijado: ¡poeta, dijo la partera!

Hernán Schillagi dijo...

¿Las parteras ya saben el oficio apenas nacen los niños? Me encantó.

Y sí, por ahí andaba la cosa. Amiga, ¿leyó, usted, "El pequeño escribiente florentino", el relato interpolado en "Corazón? Me encantaba la versión de los dibujitos japonese. Luego pasé al libro y quedé fascinado en mi infancia.

Ya estaba condenada a la poesía, parece.

Un abrazo.

Marisa Perez Alonso dijo...

Yo también leí "Corazón" cuando era chica, y ahora lo volví a buscar para releerlo. ¡Qué casualidad!

Hernán Schillagi dijo...

Son las coincidencias del corazón. Increíblemente, yo primero vi los dibujos animados y luego copadp por el libro. Hice el camino inverso de todo niño, como este pequeño escribiente lavallino.

Un abrazo.

sergio dijo...

La verdad no tengo registro de la historia del personaje de Corazón, pero debe ser muy sufrida porque en ese libro todos (ay juna) sufrían como perros. Respecto de esta lavallina historia es muy simpática y poética (puto granizo que se le da por ensayar malambos sobre los pobres melones) y precisa (qué bueno lo de la K y el punto. Sin decir dice mucho).

Hernán Schillagi dijo...

Sergio: así son las historias que quedan en la memoria: duelen. Recuerdo haber llorado frente a la pantalla de mo Toshiba 14 pulgadas viendo un capítulo de Corazón.

Amigo, me parece que Ud. sobreintepreta lo de la "K y el punto". ¡Cómo se le puede ocurrir que haya un trasfondo político en este inocente relatito, jaja.

Un abrazo kaluroso.