lunes, 8 de agosto de 2011

Un poema para no resfriarse




lorca entre los dedos



secamos juntos
al sol de unas naranjas
un recuerdo agrio
te mordías las manos
y caían semillas



del libro de tankas La oscuridad de los ciruelos (inédito)

3 comentarios:

Proyecto Maria Castaña dijo...

De pronto el poeta del sur se hace fruto, se puede sopesar, tener un momento en las manos... hasta que su jugo en parte se escurre entre nuestros, pero el zumo pegajo de sus textos es una suciedad que no queremos lavar. Lorca apresado en el puño para siempre.

Proyecto Maria Castaña dijo...

entre nuestros dedos... me trago palabras, en fin.

Hernán Schillagi dijo...

Paula: gracias por el comentario. Sí, este tanka nació sin Lorca, pero mutó hacia él. Vos conocés el libro completo y sabés que tiene, además, otra lectura. Sin embargo, me gusta hacer una apuesta a una de las posibilidades y ver si así el texto gana en otras sutilezas.

Un abrazo.

Pd: qué vuelvan las ganas de hablar de poesía!