sábado, 5 de marzo de 2011

Un poema para leer sin filtro



arqueólogo del café


escarba escarba el frasco de café
y se vuelve instantáneo el recuerdo
sin filtro la comparación con ese coronel retirado
a quien el correo le retenía las palabras
como una esperanza que se sabe analfabeta como
toda una correspondencia en blanco
que flota inmóvil en su río sin descendencia
porque clava la cuchara hasta el fondo
una herramienta de arqueología que excava excava
en el pedregal de los granos molidos
para que frente a sus ojos el vapor de la pava
provoque la apertura de un sobre vedado
la historia soterrada de un hombre
que niega para sí el derecho a sentir dolor
encontrarlo en la calle refugiarlo en la casa
de su cuerpo y darle un nombre
como si fuera un perro veterano
que perdió el olfato y sus huesos

6 comentarios:

sergio dijo...

Interesante el modo en que una actividad cotidiana (raspar un tarro de café) dispara un recuerdo literario, y, a su vez, el recuerdo literario lleva a una reflexión amarga sobre la vida. La vida es dura, aun -o sobre todo- para los que no se permiten sentir dolor. Las imágenes son potentes y el remante es de lo mejor que ha producido su pluma:

como si fuera un perro veterano
que perdió el olfato y sus huesos

realmente muy bueno.
será además de muy bueno un tanto autobiográfico?
Y la lengua del padre ya va teniendo un tamaño más que aceptable. jajaja

Hernán Schillagi dijo...

Sergio: entre los cardos rusos que van pasando por este mundo blog, toparme con tus comentarios es una alegría. Hay que resistir.

Siempre me ha asombrado ciertos momentos ultracotidianos que llevan a una "epifanía" para nada milagrosa, sino todo lo contrario: el darse cuenta de la situación en que uno está pasando.

Qué novela maravillosa es "El coronel no tiene quien le escriba", de G. Márquez. Rezuma lirismo sin anunciarlo con aspavientos. Luego de escribir este poema, la releí y me di cuenta de algo buenísimo: casi ningún diálogo es verosímil. Sin embargo, Gabo crea un mundo donde cada frase proferida es el resultado de toda un experiencia sabia. Sabiduría en el dolor y en la espera.

Gracias de nuevo.

Hernán Schillagi dijo...

Una pregunta: ¿Y nuestra amiga Paula Seufferheld dónde andará?

Se la extraña.

Marisa Perez Alonso dijo...

¡Hola poeta! He dirigido mi insomnio hacia su voz y, como siempre, he rescatado la emoción y la belleza en sus palabras. Coincido con Sergio sobre la perfección del remate. Y sobre la felicidad de este homenaje. Voy a volver a leer ese libro que leí por primera vez obligada por mi profesora de literatura, pero al cual terminé rindiéndome.

Hernán Schillagi dijo...

Marisa! qué alegría enorme volverte a "tener" por aquí. ¿Hace cuánto que no comentabas?

En fin, lo importante son tus palabras nocturnas (pero nunca trasnochadas) que abrazan virtualmente a mi poema.

¿Será ésa la labor del profesor de Literatura? Imponer para proponer. Obligar para liberar.

Repito: cuánta alegría que hayás vuelto. Espero tus textos también con anhelo.

Marisa Perez Alonso dijo...

Amigo querido ¡Cuidado con lo que pides... puede cumplirsete! JAJAJA