tinta invisible
el ácido del
limón debilita el papel
pero refuerza un
secreto una escritura esquiva
para así
encender el fuego traicionar
un pasado
presente en cada mensaje «siempre
es tarde para
llorar» dice y los ojos del niño espía
hacen un
registro fugaz aunque señero de la frase
un tatuaje sin
épica ni dolor en la piel
que igual sangra
que de todos modos se corrompe
y su cuerpo cae
como un tintero desbocado
para manchar de
certezas un juego
donde las reglas
aún no pueden ser leídas
HERNÁN SCHILLAGI
No hay comentarios:
Publicar un comentario