La señora Sandy espera el remís. La
señal convenida: dos toques cortos, un espacio y un bocinazo largo al final.
«Si no es así, yo no me fío. Haga de cuenta que no existo», había dicho la
señora por teléfono. Frenada en la puerta, un toque corto. Ahora el segundo. La
señora Sandy espera y cuenta los segundos con cada golpe del corazón. El auto
contratado se va sin cumplir el pacto. El
corazón ha dejado de latir.
5 comentarios:
la clave está en la advertencia de la anciana: "haga de cuenta que no existo", el remisero, al incumplir el pacto, lo cumple, ¿no? O me estoy enredando demasiado... bueno, espero explicación si he comentado una burrada. Beso.
¡Paula! ¡¡¡Tanto tiempo!!! Sí, son las palabras justas para la interpretación acertada. Una mujer de palabra, cumple, jaja.
Ehhh, no hace ni tres semanas que comenté al hilo, y sin respirar, 3 capítulos de la novela. Excelente microrrelato, amigo.
Y bueno. Vos lo pedís, vos lo tenés. Ella quiso que él hiciera de cuenta que no existía, y él se lo tomó literalmente. O no. Tal vez él era adicto a la literatura fantástica y se imaginó que un fantasma había subido al coche.
Eso le pasa por ser una vieja desconfiada, ja,ja. Es muy probable que estuviera viendo TN antes de llamar al remís ;-)
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