el pie sobre la línea
no te
alcanzan los callejones oscuros
de una ciudad hecha de niebla y cemento
no te alcanza tampoco que una sola sangre
circule por los secretos de tus venas y que cada grito
sea el eco escabroso de unos sueños replicados
no alcanza no la saliva de las víctimas
para saciar hasta la última gota
la piedra ardiente de tu violencia
has querido conocer tus límites
para saber qué se siente traspasarlos
como si intentaras contener a londres
en la isla de tu cuerpo y que el hierro de los trenes
cruce por cada una de las cicatrices y que todos los burdeles
se abran ante tu paso siniestro
y que la boca de una mujer se encuentre
con la furia de esa lengua dividida que es tuya y de otro
has querido sí hacer de la química de los pecados
una pócima que rompa la jaula del pecho
un engaño creado en el laboratorio de tu tormento
para avanzar sobre el temor de los demás
«todo lo que siga le
concierne a alguien
que no soy yo» has confesado
por eso vas a cerrar los ojos
como un último gesto para ocultar
lo que siempre ha existido
HERNÁN SCHILLAGI
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