Estos
textos aparecieron originalmente —y no tanto— en la volátil virtualidad de los
blogs personales Quebrantapájaros y Ciudadeseo entre 2004 y 2012;
como así también en la no menos virtual revista de poesía y reflexión El
Desaguadero. Un par de ensayos, además, vieron su luz analógica en
distintos suplementos del Diario Uno de Mendoza. Sin embargo, todos han sido
intervenidos, ampliados y hasta alterados genéticamente en el camino. Alguno
empezó siendo un poema, otro como un relato o crónica y el último, por caso,
fue primero un guion para una performance poética.
Las nuevas tecnologías en la vida cotidiana y la poesía como última noticia. ¿Diego Maradona construye su segundo nombre? ¿Las ganas de mear mejoran las ficciones? ¿Cuándo se dice poema o poesía? ¿Lloramos como un reflejo o una reflexión? ¿Se avizora una generación con medio cerebro? ¿Los poemas vienen en nuestro ADN y oxigenan el aire? ¿Se puede alquilar la felicidad? ¿Cómo nace un lector de poesía?
Las pocas ideas, o al menos mis esporádicas
ocurrencias, no piden permiso para moverse, mutar y cambiar la frontera de sus
vestiduras. Eso sí, de algo estoy seguro al menos: los ensayos brotan de la
conversación divagante entre los amigos, de la observación alambicada como una
prueba de contacto y de las lecturas tan apasionadas como inconformistas. Todas,
fuentes híbridas que, en lugar de saciarnos la sed, queman de inquietud
nuestras gargantas.